... LA PESADILLA ... fasciculo III ...
La
noche lo pilló preocupado. Casi tenía miedo de acostarse, miedo de
que volviese de nuevo. Pero Rosemary estaba imparable. Las cosas
calentaron y, cuando una hora después de acostarse apagó la luz,
estaba tan cansado que solo quería dormir.. La verdad es que, esta
vez, el sueño no se repitió.
Una
semana después, Antonio había decidido olvidar todo aquello. En su
oficina, estaba completamente inmerso en el trabajo cuando Cesar lo
llamó por teléfono. Se acercaba su cumpleaños y Cesar estaba
pensando en hacer una fiesta. Para él era más una reunión de
amigos. Lo estaba invitando a él y a Rosemary.
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Muy bien, a las 21h ¿? Seguramente que estaremos. Hasta luego.
Las
fiestas de Cesar eran siempre de romper la rutina … mismo cuando el
las llamaba de “reunión de amigos”!¡!
Llamó
para prevenir a su esposa y siguió trabajando.
Cuando
llegó a casa se quedó deslumbrado por la belleza de Rosemary, casi
lista para salir. … estaba absolutamente fabulosa.
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Uauu!!!! Así vale la pena volver a casa ¡!!!
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Te gusta?
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Si me gusta? Vas a arrasar ¡!!!
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No es a ellos que pretendo arrasar, tontito. --- lo abrazó fuerte.
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Seguro qué quieres ir, pequeñita?
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Claro que si. Además a ti te hará muy bien un ambiente distinto del
de todos los días. Vete a arreglar, anda.
En
verdad, la fiesta se adivinaba populosa. Cinco o seis parejas,
conociéndose casi todas, se iban reunir en aquella enorme casa,
normalmente tan vacía y silenciosa.
Cesar
era el único soltero, pero no estaba solo. Una elegante rubia lo
acompañaba. La presentó como una vieja amiga, y, además de las
miradas de los que iban llegando, se comportaron de una manera muy
natural.
Antonio
y esposa llegaron, sonaban en el reloj las nueve de la noche.
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Puntual, como siempre … Cesar les sonreía, y mirando Rosemary ---
y tú, mas bella que nunca.
---
Muchas gracias Cesar --- ella puso colorada --- eres incorregible.
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Te equivocas. Lo que yo no soy es mínimamente inteligente, porque si
lo fuese no seria tu padrino, sería tu marido.
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Tan poco te pases … --- Antonio lo abrazó con una carcajada.
Cesar
era inofensivo.
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Felicidades por tu cumple, amigo mío.
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Gracias a vosotros. Pienso que nos vamos haciendo un poco mayores, no
te parece?
---
Tu sabrás, habla por ti …
---
Ja ja ja, somos de la misma edad, no?
Divertidos
fueron caminando hasta el grande salón. Los restantes invitados
fueron llegando poco a poco. Sobre las diez estaban ya todos sentados
a la mesa.
Las
conversaciones se fueron mezclando al mismo tiempo que iba avanzando
el menú, servido por la impecable ama de llaves, mujer dueña de una
larga y simpática sonrisa, de oreja a oreja.
À
las once la puerta del salón se abrió y alguien llamó a Cesar. La
conversación era privada por lo que el volumen de la voz era
inaudible.
Antonio
empezó por no hacer mucho caso. Pero, algo en aquel recién llegado
le era familiar. Miro con más atención. No. jamás había visto tal
persona. Pero no podía quitar la vista. Intentó buscar el porque de
aquella sensación de ‘déjavúe’. Era un hombre perfectamente
normal, sin ninguna señal particular … si no fuese … aquel lunar
en la barbilla …
Se
empezó a hacer luz en su cabeza … siguió observando atentamente …
alto, delgado … cara afilada … no tenía dudas …
Esperó
que el hombre se retirase e hizo una señal llamando Cesar.
---
Qué pasa Antonio?! … Estás blanco … …
---
Necesito hablar contigo en privado … es urgente …
Rosemary,
lo miraba preocupado. Le lanzó un beso al aire.
Cesar
lo llevó de inmediato hasta un salón contiguo.
---
Hombre … qué pasa?
---
Quién es aquella persona con quien has estado hablando hace un rato?
---
Jerónimo? Es mi jardinero. Mi hombre de confianza. Ya lo era de mi
padre. Pienso que lleva en esta casa más tiempo que yo. Porqué?!
---
Es el, Cesar. Es el.
( ... claro que seguirá ... )
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