La
noche estaba adentrada y tranquila. Era una de aquellas noches sin
nada de viento … nada se escuchaba … ni personas … ni animales
… nada … silencio absoluto …
La
habitación era grande pero acogedora, muy sobria. Tanto la cómoda
como el ropero, la cama … de hierro pintado de blanco con el
cabecero trabajado en forma de corazón, haciendo memoria, de muchas
historias perdidas en el tiempo de finales del siglo XIX.
Las
paredes estaban desnudas, a excepción de una. Ahí, bien en medio,
sobresalía el autorretrato de Van Gogh, raro cuadro para encontrarlo
en una habitación … pero ahí estaba.
En
aquella habitación y en aquella cama, alguien dormía profundamente.
Su respiración, era la única cosa que se escuchaba de una manera
tan perfecta que aquel sonido parecía hacer parte del cuadro.
La
oscuridad solo era atenuada por la iluminación exterior que
penetraba por la persiana semicerrada. El ambiente era normal, como
cualquier noche, a aquella hora.
Un
sonido diferente vino romper todo el encanto. No era un sonido muy
fuerte, pero en aquella paz, cualquier sonido hería la noche.
Muy
lentamente, el picaporte de la puerta giró con un pequeño
chasquillo. La puerta se abrió poquito a poco.
Una
silueta humana, envuelta en bruma difusa, entró, intentando hacer el
mínimo ruido posible. Pié ante pié se acercó de la cama.
Dos
pasos más, y un pequeño rayo de luz, viniendo de la persiana mal
cerrada, mostró un poco más. Muy poquito a poco se fue acercando a
la cama …
Era
un hombre alto, delgado, con un bigote y un rostro afilado, donde
sobresalía un lunar en la barbilla. En su mano algo brillaba. Fuéron
necesarios dos pasos más para que se pudiese identificar lo que
traía en la mano … un gran cuchillo de cocina.
Siempre
muy lentamente se fue acercando, cada vez más, a la cama. Dió la
sensación de dudar en algunos momentos. Después, subiendo el
cuchillo, aplicó un fuerte golpe en el cuerpo inerte … y otro
golpe … y otro más … y otro … y otro …
Muchas
veces aquel cuchillo penetró en la persona que dormía.
Después,
el atacante retrocedió y salió de la habitación, con mucho cuidado
… tan lentamente como había entrado.
Todo
aquel espacio se sumergió, de nuevo, en el silencio de la noche.
Solo el respirar tranquilo de la persona de la cama … no se
escuchaba más …
Antonio,
se sentó en su cama. Qué sueño … diosss ¡!!! Era la tercera
noche, en aquella semana, que se repetía aquella rara pesadilla.
Siempre igual. Siempre la misma situación.
Lo
malo, es que no reconocía nada, ni la habitación, ni el asesino.
Tampoco podía distinguir la persona que dormía y terminaba muerto
de aquella manera tan bárbara.
Curiosamente,
la figura del asesino era tan detallada que estaba seguro que lo
reconocería si se cruzase con el por la calle.
Muy
nervioso encendió la luz. Buscó el paquete de cigarrillos.
---
Ya te he pedido, muchas veces que no fumes en la cama. Un día
provocas un incendio !!!Preocupado, como estaba, con su pesadilla, se
olvidó completamente de Rosemary, su mujer, estaba a su lado.
---
Qué pasa, cariño. No puedes dormir ??!!??
---
Es aquel sueño … …
---
De nuevo ¿??? ¡!!!
Le
había contado el día anterior. La primera noche no hizo mucho caso.
Pero la repetición, todos los días … empezaba a preocuparse.
Rosemary volvió a dormirse. También sería lo mejor que podría
hacer.
Apagó
la luz. Se durmió rápidamente, y, esta vez, no tuvo ningún sueño.
Cuando
el despertador hizo sonar aquella infernal melodía tenía la
sensación de que acabó de acostarse.
El
día laboral lo encontró exhausto. Aquella mañana no tenía la
paciencia necesaria para solucionar los problemas de la oficina. Su
cabeza le parecía plomo. Pero, Antonio era muy cumplidor de sus
obligaciones … y ahí estaba, currando.
Además,
como responsable de todos los empleados de aquella empresa de
contabilidad, tenía que dar ejemplo.
Llamaron
a la puerta de su despacho. El sonido había sido suave pero explotó
en su cabeza como si fuera un petardo.
---
Antonio ¿??!!! --- era Cesar, su jefe.
En
verdad, la relación de los dos era muy especial. Amigos desde hacía
muchos años, habían sido compañeros de colegio y habían estado
siempre juntos en las etapas de la vida. Cuando Cesar pensó en
montar aquella empresa, le propuso crrear una sociedad. La idea no
entusiasmó mucho a Antonio, su economia personal no estaba muy bien.
Entonces Cesar le explicó la situación de una manera muy clara …
o sería su socio o su empleado, ayudandole como su brazo derecho. De
una manera o de otra no abdicaría de utilizar su experiencia
profesional.
Cesar,
lo conocía bien. Ambos cursaron la carrera de contabilidad. Antonio
tenía más cabeza pero menos dinero. Su patrimonio ya le venía de
familia. Jamás se había casado y vivía solo, en una casa enorme
que la heredó de su padre, ya fallecido . Sus únicas compañías
eran el ama de llaves, su jardinero y una u otra compañía de
ocasión, sus relaciones no duraban mucho, y algunos amigos, entre
los cuales él se incluía y con quién de cuando en cuando compartía
su vasta bodeguita.
Su
amistad es tan sólida que Antonio había invitado a Cesar como
padrino de su boda, cuando pensó casarse con Rosemary. Cesar era un
buen chaval.
( continuará ... seguro ... )
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