Todo el papeleo se solucionó en poco más de media hora y
cerca de dos horas después le informaron que la mujer había recuperado el
conocimiento, se encontraba bien, estable y que podría incluso abandonar el
hospital en un par de horas más.
Al final no
era grave … no llegó a tener traumatismo encefálico.
Respiró
aliviado. Decidió que se sentiría mejor si se quedase hasta que ella saliese y
poder presentarle sus sinceras disculpas.
Y allí se
quedó, caminando arriba y abajo sin parar …
Empezaba a caer
la noche cuando le llamaron y le dijeran que Lilianne Mouchotte de Raynouard, que
así se llamaba ella, iba a salir en de breves minutos.
Habían pasado
unos veinte minutos cuando se abrió la misma puerta por la que había entrado la
camilla, y salía, con un paso vacilante, una mujer que solo reconoció por la
ropa con la que sabía que había entrado.
Se quedo
sorprendido … no se había dado cuenta en el momento del accidente que fuese tan
joven, no tendría más allá de treinta, y … qué guapa … …
Unos ojos muy
vivos miraron en su entorno, ciertamente en busca en busca de alguien … de algún
apoyo.
El se
recuperó y avanzó hacia ella.
--- Madame
Lilianne, supongo … --- murmuró con un poco de miedo, sin saber cómo
reaccionaría.
--- Si … ¡!!!
--- Mil
perdones señora … yo soy el imprudente despistado que la ha atropellado. Lo
siento mucho. Se que eso de poco sirve ante los muchos dolores que, por mi
culpa sentirá ahora mismo …
--- Me han
dicho que estaría usted por aquí, pero no lo conocía. Tranquilo. Esas cosas
suelen pasar … Gracias por cuidar de mí.
Su voz era
dulce y tranquila, su mirada suave como terciopelo.
Observándola,
era un poco más baja que él, pelo rubio con una apariencia muy natural.
Una expresión
como nunca había visto antes. Su vestuario, práctico, dejaba adivinar un cuerpo
muy interesante.
Una mujer
puede ser adjetivada de guapa, por su rostro angelical … puede estar buena, por
sus formas físicas … o puede ser linda, una mezcla de las dos cosas dejando
adivinar un interior igualmente interesante …
Ella era
simplemente … linda.
--- Permítame
que llame un taxi y le acompañe a casa … Es lo mínimo que puedo hacer, después
de todas las molestias.
Por unos momentos
pareció dudar … pero de nuevo le falló el paso … La sujetó de inmediato.
--- Ve ¿??
¡!!!
--- De acuerdo. Tiene usted razón. Mejor
aceptar su compañía.
He hecho señal a un taxi para que
parara.
--- Venga.
Este taxi nos llevara hasta donde tengo el coche.
No vacilaba
ya, pero el la seguía amparando. Se dio cuenta y se alejó un poco.
En el taxi permanecieron
en silencio.
Irónicamente,
el taxista, los dejó en el mismísimo paso para peatones donde todo ocurrió.
Instintivamente
ella se tocó con la mano en la frente, en el largo parche que le habían puesto
en el hospital.
--- Ha sido
aquí … … …
--- Le pido
de nuevo que me perdone.
--- No lo
culpo. Me cree? Yo también conduzco aquí en Paris. Me puede pasar lo mismo un
de estos días. Nadie esta libre de que le pueda pasar algo así.
A él le
faltaban las palabras.
Al llegar
cerca del Opel, miró por la ventana del taxi y vio una cafetería, aun abierta …
Madeleine Café …
Le vino a la
cabeza que ella podría tener hambre …
--- Perdona
mi osadía … pero … quiere comer algo?
Ella lo miró
intrigada y con un aire interrogante. Con la cabeza le indicó el edificio de al
lado.
--- Ah! Sí!
--- sonrió --- Verdad que me siento un poco floja!!!
En ese
momento el número de personas en la cafetería era reducido. Le ayudó con la
silla para que se sentase.
Se quedó mirándola,
mientras no venía el camarero.
Aquel parche ocultaría
un gran moratón … seguro … la marca no desaparecería durante varios días.
Pidieron café
y unos pasteles de chocolate.
--- Pocos esperarían a que saliese.
Fue simpático de su parte --- le sonreía con la boca … los ojos … con todo
Sacó del bolsillo su móvil y lo
colocó delante de ella.
--- Pienso que necesitará contactar
con alguien … Por favor use mi teléfono.
--- Gracias … pero no …
--- En serio …--- insistió --- sin
problemas. La verdad es que no soy yo quien paga la factura de fin de mes.
--- Vale. Lo utilizaría si lo
necesitase … pero no tengo a nadie para contactar.
--- Perdone … pero usted …
--- Por favor!!! No me trate de
usted … no soy tan mayor … ni señora … ya he estado casada … pero es una larga historia
muy lejana en el tiempo … Ahora vivo sola … por eso no tengo a nadie con quien
contactar. Nadie me echará en falta. Tuteémonos … por favor …
--- Pero seguramente tendrá familia
…
--- si, Tengo una hermana … vive en
Nimes. Pasamos meses sin hablar …
La escuchaba encantado.
--- Pero háblame de ti. Tu francés
es muy bueno pero tu acento te delata como extranjero. Negocios o turismo?
--- Negocios. Soy de Portugal.
--- Bravo !!! No tenia ni idea que
en Portugal hablaban tan bien el francés. Y que te trae por aquí … perdóname la
indiscreción …
--- Sin problemas … tienes derecho a
ser indiscreta … Soy el responsable, en mi país, de Trucicam, una empresa
multinacional de productos farmacéuticos. Todos los años hay una convención, en
un país de Europa, para actualización y evaluación de datos. Este año han
vuelto a escoger París.
--- Y has
llegado hace mucho tiempo?
Sus ojos parecían
brillar mientras lo acribillaba con todas aquellas preguntas.
--- Debo
confesar que llegué hoy … además … acababa de llegar cuando … …
--- A eso se
llama … ‘destino’. Acaba de llegar, y, con tantos millones de parisienses, tenía
que atropellarme a mi … --- el tono de su voz intentaba ser crispado, pero
sonreía … cómo sonreía …
--- Su hotel
está por aquí?
--- Más o
menos. Estoy en Hotel St Georges, en la
Rue de Passy.
--- Si. Lo
conozco. Cerca de la Plaza
de Costa Rica, verdad?
---
Exactamente.
--- Casado, por
lo que veo --- le miró incisivamente la alianza en su mano izquierda.
La miró a los
ojos.
--- Si. Lo
soy. --- suspiró … sus ojos se pusieron tristes …
--- Perdona … he vuelto a ser
indiscreta … --- puso la mano en su hombro.
Sintió como que si una corriente eléctrica recorriera todo
su brazo, haciéndole temblar las manos . Se hizo el silencio mientras terminaban
los pasteles.
Fue ella
quien rompió ese silencio.
--- No
hablemos de eso … si te incomoda … he notado que tu semblante se quedó oscuro y
triste …
El respiró hondo.
Necesitaba aire. Le propuso salir de ahí. Ella aceptó.
Y que tal la
idea de caminar un poco? Me siento bien … y ya conoces la belleza del inicio de
noche de París? Es muy especial …
Era una
excelente idea. Caminaron uno junto al otro. Su presencia, allí tan cerca, le hacía
sentir sensaciones que hacía mucho no sentía.
(claro que continuará)
(claro que continuará)
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