miércoles, 12 de septiembre de 2012

LA RECOMPENSA DE LOS DIOSES - fasc. II






        Todo el papeleo se solucionó en poco más de media hora y cerca de dos horas después le informaron que la mujer había recuperado el conocimiento, se encontraba bien, estable y que podría incluso abandonar el hospital en un par de horas más.

         Al final no era grave … no llegó a tener traumatismo encefálico.

         Respiró aliviado. Decidió que se sentiría mejor si se quedase hasta que ella saliese y poder presentarle sus sinceras disculpas.

         Y allí se quedó, caminando arriba y abajo sin parar …

         Empezaba a caer la noche cuando le llamaron y le dijeran que Lilianne Mouchotte de Raynouard, que así se llamaba ella, iba a salir en de breves minutos.

         Habían pasado unos veinte minutos cuando se abrió la misma puerta por la que había entrado la camilla, y salía, con un paso vacilante, una mujer que solo reconoció por la ropa con la que sabía que había entrado.

         Se quedo sorprendido … no se había dado cuenta en el momento del accidente que fuese tan joven, no tendría más allá de treinta, y … qué guapa … …

         Unos ojos muy vivos miraron en su entorno, ciertamente en busca en busca de alguien … de algún apoyo.

         El se recuperó y avanzó hacia ella.

         --- Madame Lilianne, supongo … --- murmuró con un poco de miedo, sin saber cómo reaccionaría.

         --- Si … ¡!!!

         --- Mil perdones señora … yo soy el imprudente despistado que la ha atropellado. Lo siento mucho. Se que eso de poco sirve ante los muchos dolores que, por mi culpa sentirá ahora mismo …

         --- Me han dicho que estaría usted por aquí, pero no lo conocía. Tranquilo. Esas cosas suelen pasar … Gracias por cuidar de mí.

         Su voz era dulce y tranquila, su mirada suave como terciopelo.

         Observándola, era un poco más baja que él, pelo rubio con una apariencia muy natural.

         Una expresión como nunca había visto antes. Su vestuario, práctico, dejaba adivinar un cuerpo muy interesante.

         Una mujer puede ser adjetivada de guapa, por su rostro angelical … puede estar buena, por sus formas físicas … o puede ser linda, una mezcla de las dos cosas dejando adivinar un interior igualmente interesante …

         Ella era simplemente … linda.

         --- Permítame que llame un taxi y le acompañe a casa … Es lo mínimo que puedo hacer, después de todas las molestias.

         Por unos momentos pareció dudar … pero de nuevo le falló el paso … La sujetó de inmediato.

         --- Ve ¿?? ¡!!!

         --- De acuerdo. Tiene usted razón. Mejor aceptar su compañía.

He hecho señal a un taxi para que parara.

         --- Venga. Este taxi nos llevara hasta donde tengo el coche.

         No vacilaba ya, pero el la seguía amparando. Se dio cuenta y se alejó un poco.

         En el taxi permanecieron en silencio.

         Irónicamente, el taxista, los dejó en el mismísimo paso para peatones donde todo ocurrió.

         Instintivamente ella se tocó con la mano en la frente, en el largo parche que le habían puesto en el hospital.

         --- Ha sido aquí … … …

         --- Le pido de nuevo que me perdone.

         --- No lo culpo. Me cree? Yo también conduzco aquí en Paris. Me puede pasar lo mismo un de estos días. Nadie esta libre de que le pueda pasar algo así.

         A él le faltaban las palabras.

         Al llegar cerca del Opel, miró por la ventana del taxi y vio una cafetería, aun abierta … Madeleine Café …

         Le vino a la cabeza que ella podría tener hambre …

         --- Perdona mi osadía … pero … quiere comer algo?

         Ella lo miró intrigada y con un aire interrogante. Con la cabeza le indicó el edificio de al lado.

         --- Ah! Sí! --- sonrió --- Verdad que me siento un poco floja!!!

         En ese momento el número de personas en la cafetería era reducido. Le ayudó con la silla para que se sentase.

         Se quedó mirándola, mientras no venía el camarero.

         Aquel parche ocultaría un gran moratón … seguro … la marca no desaparecería durante varios días.

         Pidieron café y unos pasteles de chocolate.

--- Pocos esperarían a que saliese. Fue simpático de su parte --- le sonreía con la boca … los ojos … con todo

Sacó del bolsillo su móvil y lo colocó delante de ella.

--- Pienso que necesitará contactar con alguien … Por favor use mi teléfono.

--- Gracias … pero no …

--- En serio …--- insistió --- sin problemas. La verdad es que no soy yo quien paga la factura de fin de mes.

--- Vale. Lo utilizaría si lo necesitase … pero no tengo a nadie para contactar.

--- Perdone … pero usted …

--- Por favor!!! No me trate de usted … no soy tan mayor … ni señora … ya he estado casada … pero es una larga historia muy lejana en el tiempo … Ahora vivo sola … por eso no tengo a nadie con quien contactar. Nadie me echará en falta. Tuteémonos … por favor …

--- Pero seguramente tendrá familia …

--- si, Tengo una hermana … vive en Nimes. Pasamos meses sin hablar …

La escuchaba encantado.

--- Pero háblame de ti. Tu francés es muy bueno pero tu acento te delata como extranjero. Negocios o turismo?

--- Negocios. Soy de Portugal.

--- Bravo !!! No tenia ni idea que en Portugal hablaban tan bien el francés. Y que te trae por aquí … perdóname la indiscreción …

--- Sin problemas … tienes derecho a ser indiscreta … Soy el responsable, en mi país, de Trucicam, una empresa multinacional de productos farmacéuticos. Todos los años hay una convención, en un país de Europa, para actualización y evaluación de datos. Este año han vuelto a escoger París.

         --- Y has llegado hace mucho tiempo?

         Sus ojos parecían brillar mientras lo acribillaba con todas aquellas preguntas.

         --- Debo confesar que llegué hoy … además … acababa de llegar cuando … …

         --- A eso se llama … ‘destino’. Acaba de llegar, y, con tantos millones de parisienses, tenía que atropellarme a mi … --- el tono de su voz intentaba ser crispado, pero sonreía … cómo sonreía …

         --- Su hotel está por aquí?

         --- Más o menos. Estoy en Hotel St Georges, en la Rue de Passy.

         --- Si. Lo conozco. Cerca de la Plaza de Costa Rica, verdad?

         --- Exactamente.

         --- Casado, por lo que veo --- le miró incisivamente la alianza en su mano izquierda.

         La miró a los ojos.

         --- Si. Lo soy. --- suspiró … sus ojos se pusieron tristes …

--- Perdona … he vuelto a ser indiscreta … --- puso la mano en su hombro.

Sintió como que si una corriente eléctrica recorriera todo su brazo, haciéndole temblar las manos . Se hizo el silencio mientras terminaban los pasteles.

         Fue ella quien rompió ese silencio.

         --- No hablemos de eso … si te incomoda … he notado que tu semblante se quedó oscuro y triste …

         El respiró hondo. Necesitaba aire. Le propuso salir de ahí. Ella aceptó.

         Y que tal la idea de caminar un poco? Me siento bien … y ya conoces la belleza del inicio de noche de París? Es muy especial …

         Era una excelente idea. Caminaron uno junto al otro. Su presencia, allí tan cerca, le hacía sentir sensaciones que hacía mucho no sentía.


                                                    (claro que continuará)


 

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