lunes, 17 de septiembre de 2012

... LA RECOMPENSA DE LOS DIOSES ... ( fascículo III )





          Fueron subiendo, casi sin hablar, la ancha Avenue de Suffren. Cuando se dieron cuenta, el Sena y todo el esplendor de luces en el reflejadas les regalaba  un espectáculo único.

        --- Lilianne … yo no oculto que soy casado … jamás ha sido esa mi intención.

        --- Ni yo he pensado eso. Si quisieras esconder tu situación de casado no seguiría usando tu alianza … verdad? --- seguía sonriendo.

        --- Verdad. Me he casado hace doce años con Mafalda … ella es una excelente persona … lastima que es una sufridora …

        --- Una enfermedad?

        --- Si. Diabética. En un grado muy avanzado. Lo hemos descubierto hace 6 años, pero va empeorando cada vez más. Está atada a una cama hace cerca de 5 años y necesita de atención permanente de una enfermera, 24 horas al día.

        --- Diosss!!!! Y siente?

        --- Ese es el problema. Psíquicamente esta perfecta, y tiene una lucidez que hace más duro su estado, Ella es muy inteligente … podrían haber ido lejos si … … …

        Su sonrisa se apagó. De nuevo le puso la mano en su hombro.

        --- La vida … a veces parece que juega con nosotros … verdad?

        Ella tenía razón … y como juega la vida … Sintió que a ella se le ponían los pelos de punta.

        --- Frío?

        Afirmó con la cabeza. El se quitó su abrigo, el mismo que ya le había, horas antes, colocado como almohada y le cubrió los hombros. La abrazó contra su pecho y volvieron al coche. Ahora se daban cuenta que había vuelto a llover. La misma lluvia fina.

        --- Dónde te dejo?

        --- Si no lo consideras un abuso, me gustaría volver a mi casa.

        --- Claro que sí. Me dices por donde es?

        --- Avenue Marceau … te suena?

        --- Sinceramente … no.

        --- Cerca del Arc du Triumphe … no pasa nada … te iré indicando el camino.

        Estaba un poco lejos. De cuando en cundo la miraba, aprovechando los semáforos rojos. Era, sin duda, una compañía muy agradable.

        --- Por favor … en el siguiente cruce hacia la izquierda. Estamos cerca.

        Efectivamente estaban cerca. Paró el coche en un lugar de estacionamiento prohibido.

        --- Quieres subir un poco? Creo que tengo whisky. Dudó. Quería realmente subir ... pero … no debía. El día había sido largo. Estaba agotado … cansado … confuso … … tenía que llamar a Mafalda …

        --- Perdona … pero no. Otro día.

        Sintió que ella disfrazaba una sombra de decepción en su rostro. Intentó sonreír de nuevo …

        --- Claro! Comprendo! Por favor no me mal interpretes …

        --- Claro que no. Estarás bien?

        --- Si. Tranquilo. De momento me siento perfectamente.

Se acababa allí todo el contacto?  Seguramente no volvería a verla. Pero ante semejante confusión en su cabeza, sería mejor terminar así … pero … cortar así … tan abruptamente …

        --- Mira … me quedaría mucho más tranquilo si supiese que estás bien … si quieres dame tu numero de teléfono y te llamaré mañana … solo para saber que sigues bien.

Sus ojos se iluminaron y su rostro quedó aún más bello. Buscó en su bolso y sacó una tarjeta.

--- Toma. Aquí lo tienes.

        --- Gracias … y … que pases una buena noche … --- le alargó la mano para una despedida formal.

        Ella se acercó y le dio un beso en la cara. Se le subieron los colores … Colorado !!! ¡!!! ¿??? El ¿??? ¡!!! ¡!!!.

        Se miraron por breves momentos, después ella salió del coche y rápidamente entró en el edificio. Muy tranquilamente se dirigió al hotel … De tal manera estaba inmerso en aquel día tan lleno de emociones que sin darse cuenta ya estaba en su habitación.  Llamó a Mafalda. Claro que estaba preocupada. No le contó detalles. Había prometido llamar todos los días.

        Se acostó sin quitarse la ropa … Solo con una pequeña lámpara encendida, su habitación lo mantenía en una semi oscuridad que le devolvía una paz perdida … en algún lugar …

        Miró fijamente el techo blanco, ahora gris … ahí estaba Lilianne … Parecía estar allí mismo, con su sonrisa luminosa … radiante …

        Pero … que buscaba él? No tenía ya en su vida problemas y preocupaciones suficientes? …

        Debería olvidarla … la llamaría una vez más … solo una vez más … solo para saber … …

        Fue rápido a marcar el número que estaba en la tarjeta. Esperó unos segundos que le parecieron una eternidad. Entonces … del otro lado, le reconoció la voz.

        --- Si ¿???!!!???

        --- Lilianne?! Soy yo.

        --- Holaaaa! Sabes que no me has llegado a decir tu nombre?

        --- Verdad? Pero … eso es imperdonable --- reían los dos --- Mi nombre es Carlos Felipe Gomes … solamente Carlos ...

        --- Muy bien … te llamare de “solamente Carlos” …

        --- K????!!!!!

        --- Es broma … te llamaré Carlos … por supuesto …

        --- Y como te sientes?

        --- Bien. Muy muy bien … No te preocupes más conmigo. Yo ni me acuerdo ya de lo que ha pasado.

        --- Ok. Entonces vamos a olvidarlo.

        --- No todo, Carlos … no todo …

        Ignoró lo último que había dicho … eso los llevaría por caminos demasiado peligrosos.

        --- Vale. No te molesto más. Que descanses!

        --- No molestas Carlos. Buenas noches igualmente para ti.

        Descolgó. Se quedó pensando en toda aquella conversación. Se durmió vestido encima de la cama.


                                                                 ( continuará )




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