domingo, 7 de octubre de 2012

LA RECOMPENSA DE LOS DIOSES - fasciculo VII

 
 
 
 
     El primer vuelo para París era  al día siguiente. Hizo la reserva. Embarcaría a las nueve de la mañana. Aún tendría tiempo de hacer una  pequeña maleta.
      Pocas veces había hecho un vuelo de una manera tan impaciente como aquel. No podía ni estar sentado y su caminar para delante y hace atrás, en el pasillo del avión, estaba dejando algunos pasajeros un poco nerviosos. Para colmo, su maleta fue la última a llegar por la cinta .
      Entró en el primer taxi de los muchos que esperaban y en seguida dijo la dirección … “ Avenue Marceau …”
      Eran casi las doce del medio día. El tráfico de París estaba muy complicado … parecía que no había salido de Lisboa …
      Finalmente llegaron, Reconoció el edificio e hizo una señal al taxista para que se parase.
      Pagó, salió y de pronto se dirigió hacia aquella puerta, tan conocida por él. La puerta de acceso a la calle estaba abierta. No esperó el ascensor … subió las escaleras de dos en dos escalones. Paro delante de la puerta que decía 2º derecho … tocó el timbre …
      Después de algunos momentos de silencio que le parecieron eternos la puerta se abrió.
      --- Si???!!! Diga usted … … …
      Una mujer, muy mayor lo miraba con sorpresa …
      --- Perdón, señora … busco a una mujer … se llama Lilianne Raynouard … vive aquí …
      --- Qué dice usted? Aquí ¿???!!! Aquí solo vivo yo y Silicon … es mi gato …
      --- No comprendo … pero reconoce al menos ese nombre? … …
      --- Como ha dicho usted que se llamaba la mujer que busca?
      --- Lilianne … Lilianne Raynouard ¡!
      --- Raynouard … Raynouard … si!!! Parece que la persona que vivía aquí antes de mi tenia ese nombre … u otro muy parecido … mi cabeza … …
      --- Y acaso no sabe donde se ha mudado? --- más que una pregunta … era una súplica …
      ---Hijo mío … yo que sé … ya me he mudado hace cuatro años …. Es mucho tiempo … y mi cabeza … …
      Gran choque. Carlos ni quería creer. Y ahora? Cómo encontrarla?
      Una rabia enorme lo invadió … Qué hacer ¿??? ¡!!!
      Salio sin volver a mirar la mujer mayor …
      De repente … una idea … Donde quiera que estuviese, Lilianne tendría que tener teléfono … Entonces … talvez …
      Por suerte, en la segunda esquina había una central de correos. Entró con prisa … miró a su alrededor … Descubrió un pequeño monte de listas telefónicas. Buscó la que decía Ciudad  de París.
      Buscó la letra R y después en Raynouard … mala suerte … había 57 números pertenecientes a personas con ese apellido …
      No iba a desistir ahora. Tenía por delante una larga tarea … llamar a todos … y era lo que iría hacer …
      De todos aquellos nombres, ocho pertenecían a entidades comerciales, tres a organismos estatales …
      Dos horas, cuarenta y siete minutos y 45 llamadas después estaba completamente hundido. Cinco números no habían contestado. Todos los demás no tenían ni idea de quien era Lilianne.
      Lilianne se había volatilizado.
      Durante dos días vagó sin destino … visitó el lugar del accidente … Nada ¡!!!
      Estaba irreconocible … sin afeitar … aspecto feo … Así embarco de nuevo para Lisboa.
      Ya en su casa, miró el espejo … podría luchar contra todo y contra todos … pero contra el destino … …
            Había desperdiciado ya medio siglo de su vida … y ahora que todo permitía que se ligase a la mujer de su vida … el destino … o alguien … no lo permitían …
      Se acostó … soltó su desesperación … y lloró amargamente en el silencio de su habitación … Así se durmió.
      Se despertó, ya la mañana perdía su nombre … pero había tomado una resolución … no desistiría de buscar Lilianne … y no se dejaría hundir por la dificultad o aparente incapacidad de conseguirlo …
      Se dedicaría cada vez más a su trabajo … No se dejaría abatir … un ejemplo que recogería de la propia Mafalda.
 
 
 
--- Sr. Carlos ¡!!! Paquete certificado para usted!
      --- Para mi???!!!
      Qué raro … no era costumbre recibir correspondencia suya en la empresa …
      Siguió a la administrativa que lo avisó. Junto a su secretaria le entrego un gran sobre.
      Lo miró intrigado. Remitente … Francia …
      Su corazón se aceleró fuertemente. Demasiado fuerte … Miró en su entorno … necesitaba privacidad para abrir aquello …
      En el remitente apenas leyó  el nombre Raynouard. Corrió al baño. Ahí podría tener un poco de privacidad. Su corazón latía cada vez mas rápido … Su médico  le decía que tuviera cuidado …
      De la estantería de sus cincuenta años Carlos revelaba alguna insuficiencia cardiaca, fruto de trabajo excesivo, poco descanso y de cuando en cuando alimentación insuficiente o de mala calidad.
      Entró en los servicios y cerró la puerta detrás suya. Se sentó en el váter, como si del sofá de su casa se tratase … y entonces, miró más atentamente el gran sobre.
      El remitente era de alguien de apellido Raynouard … pero … el nombre le era desconocido … Jacqueline … Jacqueline Raynouard. La dirección … tampoco … además de Nimes … jamás había estado en Nimes …
      Le temblaban las manos al abrir. De dentro saco un folio A4 y otro sobre, mas pequeño … ese si … remitido por Lilianne … empezó por leer el folio, escrito por ordenador …
 
      …”                      Nimes, 8 de Febrero de 2001
               
                Sr. Carlos Gomes:
                                      
                                       Soy Jacqueline, hermana de Lilianne, que, me parece, usted conoce muy bien.    
He prometido a mi hermana escrebirle a usted en estas circunstancias, y eso es lo que estoy haciendo.
Solo hace unos seis meses que me he enterado del caso que usted ha tenido con Lilianne.  
Al escribirle, créame, lo hago de una manera emocionada y dolida.
        Empiezo por informarlo que mi hermana ha muerto el pasado día 1. Ha muerto de uno cáncer duodenal. Unos meses antes, ella me había visitado y contado lo ocurrido entre ambos. Me ha dado ese sobre más pequeño y la dirección de su empresa.
Me ha hecho prometerle que cuando pasase lo que hace mucho ella sabía que sería inevitable, le hiciese llegar este sobre.
        Estoy cumpliendo. Siento mucho no poderle dar noticias agradables, pero, este es un momento de dolor para toda la familia … y imagino que ahora, para usted, también.
        Junto le envío mi dirección, para un eventual futuro deseo de su parte en intercambiar conmigo cualquier información sobre mi fallecida hermana.
 
                               Atentamente
 
 
                            JACQUELINE RAYNOUARD       …”
 
 
      Gruesas lágrimas corrían por las mejillas de Carlos … no era justo … no había justicia en el mundo … dio largas a su llanto …
      Le llevó casi treinta y cinco minutos a reunir valor para leer la carta de Lilianne.
      Del pequeño sobre cayó una pequeña foto … igual a la suya … y una pequeña nota …
      La reconoció en seguida. La había escrito el al despertarse de la primera noche que durmieron juntos … después … escrita a mano … …
 
      “…        
                        Mí querido Carlos …
                               Mi gran amor :
 
Cuando leas estas líneas, seguramente, ya no estaré en el mundo de los vivos.
La vida tiene de estas cosas … jugamos partidos inesperados … y, muy injustos
        No quiero dejar esta vida, sin expresar, el gran amor que te tengo.
        Jamás … en todos estos años, he dejado de pensar en tí … ni de soñar contigo una sola noche …
        Has sido lo mejor  que me ha pasado en toda mi vida.
        Déjame decirte, que todos estos años, todos los días 13 de octubre fuí a la Pastelería … ‘Madeleleine Café’ … te acuerdas?
        Me he sentado siempre en nuestra mesa. Allí sentada, merendando, muchas veces cerraba los ojos y sentía que estaba presente … mismo allí … a mi lado … casi te podía tocar … que buena sensación … cariño mío …        …”
 
      Carlos interrumpió la lectura … las lágrimas le impedían la visión … querida Lilianne … siempre lo ha amado … como el a ella … continuo … …
 
      “…
            Ahora debo confesarte, amor mío, que no he podido evitar verte antes de morirme. Verdad, cariño …
        Cuando me ha sido diagnosticado mi estado de salud, tome el primero avión para Lisboa. Por la lista telefónica, yo llevaba ya la dirección de Trucicam. Hay ahí un bar, delante, verdad? He estado cuatro horas sentada en una mesa donde podía ver bien la entrada del edificio.
        Ha valido la pena. Por fin te he visto. Estás más delgado, amor mío … pero ha sido toda una emoción poder mirarte tan de cerca … ni te imaginas la lucha que he tenido conmigo misma … pero conseguí contener las ganas de correr hacia ti y abrazarte …
        Pensé que no debería hacerlo … no tenia ese derecho … he vuelto esa misma tarde a Paris.
        Ahora estoy preparada para partir, cuando mi destino así lo decida …
        Llevo en el pecho, ya no la imagen de hace mas de diez años … sino tu figura mucho más reciente.
        Sabes, ¿! … amor mío … el olor de tu aftershaves jamás ha desaparecido de mi almohada ¡!!! Como si siguieras durmiendo conmigo todas las noches.
        Ahora vive tu vida … amor mío … no me olvido de lo que te prometí … creo fuertemente que un día nos encontraremos … no sé cuando … ni como … pero … sigo creendo en eso.
        Recibe un gran beso de mis labios, que no han conocido otros labios después de los tuyos.
       
                               De esta tuya … para siempre …
 
 
                                       LILIANNE
               
                                       10/01/2001
                                                     …”
                      ( puff ... continuará ... )
 
 
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