El
primer vuelo para París era al día
siguiente. Hizo la reserva. Embarcaría a las nueve de la mañana. Aún tendría
tiempo de hacer una pequeña maleta.
Pocas veces había hecho un vuelo de una
manera tan impaciente como aquel. No podía ni estar sentado y su caminar para
delante y hace atrás, en el pasillo del avión, estaba dejando algunos pasajeros
un poco nerviosos. Para colmo, su maleta fue la última a llegar por la cinta .
Entró en el primer taxi de los muchos que
esperaban y en seguida dijo la dirección … “ Avenue Marceau …”
Eran casi las doce del medio día. El tráfico
de París estaba muy complicado … parecía que no había salido de Lisboa …
Finalmente llegaron, Reconoció el edificio
e hizo una señal al taxista para que se parase.
Pagó, salió y de pronto se dirigió hacia aquella
puerta, tan conocida por él. La puerta de acceso a la calle estaba abierta. No
esperó el ascensor … subió las escaleras de dos en dos escalones. Paro delante
de la puerta que decía 2º derecho … tocó el timbre …
Después de algunos momentos de silencio
que le parecieron eternos la puerta se abrió.
--- Si???!!! Diga usted … … …
Una mujer, muy mayor lo miraba con sorpresa
…
--- Perdón, señora … busco a una mujer …
se llama Lilianne Raynouard … vive aquí …
--- Qué dice usted? Aquí ¿???!!! Aquí solo
vivo yo y Silicon … es mi gato …
--- No comprendo … pero reconoce al menos
ese nombre? … …
--- Como ha dicho usted que se llamaba la
mujer que busca?
--- Lilianne … Lilianne Raynouard ¡!
--- Raynouard … Raynouard … si!!! Parece
que la persona que vivía aquí antes de mi tenia ese nombre … u otro muy
parecido … mi cabeza … …
--- Y acaso no sabe donde se ha mudado?
--- más que una pregunta … era una súplica …
---Hijo mío … yo que sé … ya me he mudado
hace cuatro años …. Es mucho tiempo … y mi cabeza … …
Gran choque. Carlos ni quería creer. Y
ahora? Cómo encontrarla?
Una rabia enorme lo invadió … Qué hacer
¿??? ¡!!!
Salio sin volver a mirar la mujer mayor …
De repente … una idea … Donde quiera que estuviese,
Lilianne tendría que tener teléfono … Entonces … talvez …
Por suerte, en la segunda esquina había una
central de correos. Entró con prisa … miró a su alrededor … Descubrió un
pequeño monte de listas telefónicas. Buscó la que decía Ciudad de París.
Buscó la letra R y después en Raynouard …
mala suerte … había 57 números pertenecientes a personas con ese apellido …
No iba a desistir ahora. Tenía por delante
una larga tarea … llamar a todos … y era lo que iría hacer …
De todos aquellos nombres, ocho
pertenecían a entidades comerciales, tres a organismos estatales …
Dos horas, cuarenta y siete minutos y 45
llamadas después estaba completamente hundido. Cinco números no habían
contestado. Todos los demás no tenían ni idea de quien era Lilianne.
Lilianne se había volatilizado.
Durante dos días vagó sin destino … visitó
el lugar del accidente … Nada ¡!!!
Estaba irreconocible … sin afeitar …
aspecto feo … Así embarco de nuevo para Lisboa.
Ya en su casa, miró el espejo … podría
luchar contra todo y contra todos … pero contra el destino … …
Había desperdiciado ya medio siglo
de su vida … y ahora que todo permitía que se ligase a la mujer de su vida … el
destino … o alguien … no lo permitían …
Se acostó … soltó su desesperación … y
lloró amargamente en el silencio de su habitación … Así se durmió.
Se despertó, ya la mañana perdía su nombre
… pero había tomado una resolución … no desistiría de buscar Lilianne … y no se
dejaría hundir por la dificultad o aparente incapacidad de conseguirlo …
Se dedicaría cada vez más a su trabajo … No se dejaría abatir …
un ejemplo que recogería de la propia Mafalda.
--- Sr. Carlos ¡!!! Paquete certificado para
usted!
--- Para mi???!!!
Qué raro … no era costumbre recibir
correspondencia suya en la empresa …
Siguió a la administrativa que lo avisó.
Junto a su secretaria le entrego un gran sobre.
Lo miró intrigado. Remitente … Francia …
Su corazón se aceleró fuertemente.
Demasiado fuerte … Miró en su entorno … necesitaba privacidad para abrir
aquello …
En el remitente apenas leyó el nombre Raynouard. Corrió al baño. Ahí podría
tener un poco de privacidad. Su corazón latía cada vez mas rápido … Su
médico le decía que tuviera cuidado …
De la estantería de sus cincuenta años
Carlos revelaba alguna insuficiencia cardiaca, fruto de trabajo excesivo, poco
descanso y de cuando en cuando alimentación insuficiente o de mala calidad.
Entró en los servicios y cerró la puerta
detrás suya. Se sentó en el váter, como si del sofá de su casa se tratase … y
entonces, miró más atentamente el gran sobre.
El remitente era de alguien de apellido
Raynouard … pero … el nombre le era desconocido … Jacqueline … Jacqueline
Raynouard. La dirección … tampoco … además de Nimes … jamás había estado en
Nimes …
Le temblaban las manos al abrir. De dentro
saco un folio A4 y otro sobre, mas pequeño … ese si … remitido por Lilianne … empezó
por leer el folio, escrito por ordenador …
…”
Nimes, 8 de Febrero de 2001
Sr. Carlos Gomes:
Soy
Jacqueline, hermana de Lilianne, que, me parece, usted conoce muy bien.
He prometido a mi hermana escrebirle
a usted en estas circunstancias, y eso es lo que estoy haciendo.
Solo hace unos seis meses que me he
enterado del caso que usted ha tenido con Lilianne.
Al escribirle, créame, lo hago de
una manera emocionada y dolida.
Empiezo
por informarlo que mi hermana ha muerto el pasado día 1. Ha muerto de uno cáncer
duodenal. Unos meses antes, ella me había visitado y contado lo ocurrido entre
ambos. Me ha dado ese sobre más pequeño y la dirección de su empresa.
Me ha hecho prometerle que cuando
pasase lo que hace mucho ella sabía que sería inevitable, le hiciese llegar este
sobre.
Estoy
cumpliendo. Siento mucho no poderle dar noticias agradables, pero, este es un
momento de dolor para toda la familia … y imagino que ahora, para usted, también.
Junto
le envío mi dirección, para un eventual futuro deseo de su parte en intercambiar
conmigo cualquier información sobre mi fallecida hermana.
Atentamente
JACQUELINE RAYNOUARD …”
Gruesas lágrimas corrían por las mejillas
de Carlos … no era justo … no había justicia en el mundo … dio largas a su
llanto …
Le llevó casi treinta y cinco minutos a reunir
valor para leer la carta de Lilianne.
Del pequeño sobre cayó una pequeña foto …
igual a la suya … y una pequeña nota …
La reconoció en seguida. La había escrito
el al despertarse de la primera noche que durmieron juntos … después … escrita
a mano … …
“…
Mí querido Carlos …
Mi gran amor :
Cuando leas estas líneas,
seguramente, ya no estaré en el mundo de los vivos.
La vida tiene de estas cosas … jugamos
partidos inesperados … y, muy injustos
No
quiero dejar esta vida, sin expresar, el gran amor que te tengo.
Jamás
… en todos estos años, he dejado de pensar en tí … ni de soñar contigo una sola
noche …
Has
sido lo mejor que me ha pasado en toda
mi vida.
Déjame
decirte, que todos estos años, todos los días 13 de octubre fuí a la Pastelería …
‘Madeleleine Café’ … te acuerdas?
Me
he sentado siempre en nuestra mesa. Allí sentada, merendando, muchas veces
cerraba los ojos y sentía que estaba presente … mismo allí … a mi lado … casi
te podía tocar … que buena sensación … cariño mío … …”
Carlos
interrumpió la lectura … las lágrimas le impedían la visión … querida Lilianne
… siempre lo ha amado … como el a ella … continuo … …
“…
Ahora debo confesarte, amor mío, que no he
podido evitar verte antes de morirme. Verdad, cariño …
Cuando
me ha sido diagnosticado mi estado de salud, tome el primero avión para Lisboa.
Por la lista telefónica, yo llevaba ya la dirección de Trucicam. Hay ahí un
bar, delante, verdad? He estado cuatro horas sentada en una mesa donde podía
ver bien la entrada del edificio.
Ha
valido la pena. Por fin te he visto. Estás más delgado, amor mío … pero ha sido
toda una emoción poder mirarte tan de cerca … ni te imaginas la lucha que he
tenido conmigo misma … pero conseguí contener las ganas de correr hacia ti y abrazarte
…
Pensé
que no debería hacerlo … no tenia ese derecho … he vuelto esa misma tarde a
Paris.
Ahora
estoy preparada para partir, cuando mi destino así lo decida …
Llevo
en el pecho, ya no la imagen de hace mas de diez años … sino tu figura mucho más
reciente.
Sabes,
¿! … amor mío … el olor de tu aftershaves jamás ha desaparecido de mi almohada
¡!!! Como si siguieras durmiendo conmigo todas las noches.
Ahora
vive tu vida … amor mío … no me olvido de lo que te prometí … creo fuertemente
que un día nos encontraremos … no sé cuando … ni como … pero … sigo creendo en
eso.
Recibe
un gran beso de mis labios, que no han conocido otros labios después de los
tuyos.
De
esta tuya … para siempre …
LILIANNE
10/01/2001
…”
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