Se despertó, eran las cinco de
la mañana. Carlos tenía que ir al hotel. Tenía por delante un día más de convención
y había que prepararse.
Le
dió un beso suave en la frente, al salir de la cama, para no despertarla.
Encontró
en la cocina un bloc de papel. Le dejó una nota:
“ Querida mia. Tengo que irme. Hoy la convención
termina a las 14h. Estarás disponible? Después te llamo. Un Beso. Te quiero.
Carlos “
Lo
dejó al lado de la almohada. Salió lo mas silenciosamente que pudo.
La
llamó a la hora de la comida. Estuvieron juntos toda la tarde, pero fuera de
casa. Juntos visitaron locales que hacia mucho no veía. Lilianne, obviamente, conocía
mucho más de París que él.
No
nació ahí, pero ahí se casó y ahí se estableció con su ex marido. Su matrimonio
no duro mucho. Ella prefirió salir,
divorciarse y empezar de nuevo. Entonces alquiló su pequeño piso.
Vivieron
toda la tarde como dos adolescentes enamorados. Siempre de la mano, intercambiando
ternuras y cariños. Eran motivo de envidia para mucha gente que pasaba y los
miraba.
Ya
de noche cerrada volvieron a su casa.
Hicieron
el amor casi toda la noche… con ardor … con pasión … en la habitación … en el salón
… en la cocina … … …
Terminaron
… exhaustos … en los brazos uno del otro, y se durmieron llenos de felicidad.
Y
los días fueran pasando. Todas las noches Carlos hablaba con Mafalda. Todas las
noches el sentía un enorme sentimiento de culpa … pero le bastaba mirar a
Lilianne para olvidar todo … para poder sentir bien en el fondo de su alma, que
todo aquello tenia un sentido … que valía la pena el esfuerzo de cada segundo
que pasaba junto a ella.
Lo
sentía mas fuerte que nunca en su vida … pasase lo que pasase … Lilianne seria
siempre, y para siempre, la mujer de su vida.
Finalmente
llegó el viernes, y con él, el fin de la convención. El avión de vuelta llevaría
a Carlos de regreso por las doce de medio día de sábado.
En
ese viernes, Lilianne quiso cocinar para él, algo sencillo, huyendo de las
complicaciones.
El
clima entre ellos estaba, perceptiblemente, un poco mas silencioso que en días
anteriores.
Carlos
miraba innumerables veces el vacío … se mostraba ausente … pensativo …
Ella
intentaba mostrarse más tranquila con la situación … pero … en el fondo … también
ella sentía una herida en el corazón …
En
la mesa, donde cenaban, no faltaba siquiera una pequeña vela encendida …
creando un ambiente aún más romántico …
---
Lilianne … cariño … tenemos que hablar …
---
Sí … lo sé …
---
Que pasará con nosotros? Qué vamos hacer ¿??!!!
---
No lo sé … no lo sé …
---
Lucharemos por nosotros? Por nuestro amor ¿???
El
ambiente era tenso …el aire parecía pesado …
---
Carlos … en situaciones de difícil decisión, me gusta ser pragmática!
---
Habla!
---
Punto 1- Tu eres casado. No que eso me trastorne … pero tienes
responsabilidades … Y Mafalda?
En
eso había el pensado toda la noche anterior. Mafalda no iría resistir a una
ruptura … dependía demasiado de el … Y el???!!! Conseguiría el enfrentarla,
estando ella en aquel estado, y decirle … “Mira, he conocido la mujer de mis
sueños y te voy a dejar para quedarme con ella” … Seria posible vivir, después,
con un peso tan grande de consciencia? Saber que abandonaría a una mujer encamada
… enferma … que no podía ni abandonar la habitación sin ayuda?
Se
miraron en silencio … gotas silenciosas bajaran, testarudas, por las mejillas
de Carlos.
No
eran necesarias las palabras …
Lilianne
le acarició la cabeza … lo abrazó tiernamente … era la manera que tenia de
decirle que lo comprendía …
---
Sabes, cariño mío ... --- la voz le salía un poco turbia --- todo eso iría
levantar una guerra para la cual no estoy preparada …
---
Entonces … eso significa que … no nos volveremos a ver ¿??? --- Las últimas
palabras de Carlos ni se entendían …
---
No Será eso lo mejor para los dos ¿??!!!?
De
repente se hizo un total y profundo silencio en toda la casa.
Carlos,
rellenó su vaso con el vino que ella con critério había escogido para aquella,
que lo sabia ahora, era su cena de despedida. La miró … elevo el vaso …
---
Lilianne … yo, Carlos Gomes … juro, solemnemente, jamás te voy a olvidar … por
mas años que yo viva, viviré por esta semana, y para el recuerdo de estos
momentos …
Ella
lo imitó, rellenó igualmente su vaso y lo elevó …
---
Yo, Lilianne Mouchotte de Raynouard, juro, por mi honor, acordarme de ti y de estos momentos, como los
más maravillosos que ha pasado en toda mi vida.
Cruzarón
los brazos en un brindis nupcial y bebieron de un solo trago. Después volvió el
silencio.
Fue
él, quién, de repente, rompió ese silencio …
---
Vamos salir ¿!!!???!!!
---
Dónde ¿?? …
---
Caminar solo un poco … hasta final de la calle … Por favor … vente …
La
pilló completamente de sorpresa …
---
Si … por supuesto que sí.
Le
sujeto la mano y casi la arrastro para la puerta de la calle, divertido con su
aire de total sorpresa …
Ya
en la calle, inspiro profundamente el aire fresco de la noche, e, ignorando la
suave lluvia que volvía a caer, corrieron por la avenida.
Ella
no salía de su sorpresa. De repente el la hizo parar y apuntó con su brazo para
la pared.
Llevó
un poco a comprender. El permanecía inmóvil … con el brazo estirado, con su
dedo apuntando … entonces, de repente comprendió …
Soltó
un enorme carcajada … en la esquina de la pared estaba un fotomatón … era eso
lo que el buscaba …
Buscó
en el bolsillo las monedas necesarias, entraron y se sentaron bien juntos. Después
que los seis disparos del flash salieran, divertidos esperaron, no sin alguna
impaciencia, los cerca de cinco minutos para ver las fotos.
Después,
ya con ellas en la mano, corrieron de nuevo hacia casa.
Se
sentaron en el suelo del salón, evaluando las fotos. Todas eran interesantes,
especialmente dos, donde se podía oler el sentimiento profundo de ambos.
---
Tienes una tijera?
---
Pienso que si.
Poco
después tenían, ya separadas las dos fotos más importantes.
---
Guarda esta para siempre … Yo haré lo mismo con esta.
Abrió
su monedero y ahí coloco la foto, al lado de su carnet de conducir.
Intentaron
mostrarse alegres … pero … en el fondo ambos sabían que no era así …
Aquella
fue una noche especial. Se mantuvieron despiertos toda la noche.
El
sol, se presento en un cielo inesperadamente sin nubes y los encontró junto a
la ventana, por detrás de los cristales, testigos incondicionales de algo bello
e inolvidable.
---
Evitaremos las despedidas … vale ¿??!!!?? --- Carlos le susurraba las palabras
dulcemente al oído.
---
Me gustaría acompañarte al aeropuerto.
El
dudo por momentos … aquella mirada tan bella … suplicante …
---
Vale, amor mío. Así estaremos juntos un ratito más.
A
partir de aquel momento todo pareció acelerar. El preparar de las maletas …
llevar el coche para el Charles de Gaulle … el check in …
Inesperadamente,
escucharon llamar para el vuelo para Lisboa, Portugal.
Un
último abrazo … apretado … hasta la segunda llamada …
---
Tengo que ir, mi vida …
---
Vete, Carlos … vete … --- ahora era ella quien no podía contener sus lagrimas …
---
Jamás te olvidaré.
---
Yo tampoco, amor mío …
---
Acuérdate siempre de esta semana … un día nos volveremos a encontrar … ahí nos quedaremos
juntos para siempre …
---
Vete … cariño mío …
---
Lilianne … créeme … un día estaremos juntos …. Júrame que me crees … por favor
…
---
Vale … vale … te creo … pero ahora vete o perderás tu vuelo …
Corrió
todo el pasillo sin mirar hacia atrás. No era él quien iba ahí … era un autómata
… un cuerpo sin espíritu … alguien vacío funcionando automáticamente …
Ni
se dió cuenta que el avión ya estaba en el aire. No hizo nada y nada dijo en
todo el viaje, ni siquiera contestó a las azafatas que, amablemente, le
preguntaban si quería algo de comer.
Cuando realmente se despertó
de su dolor estaba en Lisboa y transportaba las maletas para su coche, aparcado
en el parking del aeropuerto.( ... ohh siii ... continuará ... )
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